La constitución española de 1978 fue creada para dejar negro sobre blanco los derechos y los deberes de los ciudadanos españoles, en particular el derecho a reunión, descrito en el artículo 21.
1. Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa.
2. En los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se dará comunicación previa a la autoridad, que solo podrá prohibirlas cuando existan razones fundadas de alteración del orden público, con peligro para personas o bienes.
Durante estos días, una de las noticias más comentadas en las tertulias y foros es la manifestación contra los recortes en Valencia frente al IES Lluis Vives, o más bien las manifestaciones, y la actuación de la policía desde que estas se iniciaran el pasado jueves.
Muchos son los comentarios, y artículos de opinión ante la actuación de la policía. Según recuerdo 9 detenidos y 26 heridos son el saldo de las protestas hasta el lunes.
Entre los artículos he encontrado uno del pasado martes: en un blog de elmundo, y otro artículo en elpais. Ambos contrapuestos. Obviamente el primero es un comentario del segundo, pero son una muestra de confrontación.
Pero no ha quedado en los periódicos, hoy una antigua ministra Leire Pagín, denunciaba estos hechos ante el ministro de educación Wert, refieriéndose a la "represión" que usa la Policía contra los estudiantes que protestan en Valencia. Es cuando Wert ha respondido a Pajín que le causa "sorpresa" que los socialistas se pongan "del lado de la protesta violenta y de la que infringe las leyes".
En esta nueva confrontación, encuentro dos temas interesantes a tratar con nuestros alumnos:
- Tienes derechos, pero también tienes obligaciones, en este caso previas. Puedes, y diría debes, protestar, pero también en un estado de derecho debes hacerlo previa comunicación a la autoridad. Convocar cualquier manifestación sin previa comunicación puede traer desagradables actuaciones, aunque nunca deberían ser fruto del abuso de la autoridad de cualquier tipo.
- ¿Te sentirías manipulado si de repente todos hablaran de tu IES, tus protestas, pero solo como arma arrojadiza entre las partes, y nadie pusiera remedio a los problemas que denuncias?.
Explicar el punto 1 en este blog, creo que no es necesario, hablemos del punto 2.
¿Cuánto tiempo debemos consentir que nos usen como arma arrojadiza los políticos, los sindicatos, los medios? La educación, la crisis, el paro, la sanidad, y ahora a los estudiantes, y sus jóvenes protestas.
¿Estamos seguros que somos capaces de proteger a nuestros hijos, o alumnos, de la manipulación de los medios, sindicatos, y cualquier otro agente social, que puede estar utilizándolos en su beneficio?
Estoy segura que no podemos proteger a nuestros jóvenes de la manipulación. Es un reto para la educación hacer crecer en la libertad de pensamiento a nuestros jóvenes, y que sean capaces de anticiparse a las consecuencias de sus actos, y por supuesto den razones a los mismos. Ser un guía, un acompañante y mostrarles todos los caminos, mientras son jóvenes, para que mas tarde sepan verlos ellos mismos. Pero ¿estamos mostrando todos los caminos? es más, ¿deseamos siempre que conozcan todos los caminos?.
No hace tanto tiempo, entorno al 2004, cuando nuestros alumnos hacían huelga, creo que era con motivo del envío de tropas a Irak, como docente novata me sorprendía: eran menores de 16 años y en su mayoría, no asistían a la aulas, ejerciendo un derecho que no tenían. En una ocasión me permití el lujo de decir en público que todo alumno del primer ciclo de la ESO que estuviera de huelga tendría una falta, de asistencia, pues no disponía de ese derecho.
Algunos compañeros que apoyaban las razones de la huelga estudiantil en este caso criticaban que cumpliera con mi deber, el de comunicar faltas de asistencia, supongo. Quizá estos mismos piden a gritos la autoridad docente ante las faltas a las normas de aula de estos mismos alumnos, y correcciones mucho más graves que una falta de asistencia en su expediente.
En esta una de las incoherencias del sistema, la sociedad es permisiva con la falta a las normas, sobre todo si no nos sentimos cómodas con ellas.
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